La rosácea es una condición cutánea crónica que afecta principalmente la cara, caracterizada por enrojecimiento, rubor, vasos sanguíneos visibles y, en casos más graves, pequeños bultos llenos de pus.
A diferencia del acné, la rosácea presenta síntomas que pueden aparecer y desaparecer durante semanas o meses, exacerbados por condiciones climáticas o de temperatura.
¿Qué causa la rosácea?
La rosácea tiene múltiples factores desencadenantes, que van desde predisposiciones genéticas hasta hábitos de vida y exposición ambiental. Los especialistas señalan que una alimentación rica en ultraprocesados, el estrés, la falta de sueño, el sedentarismo, la exposición al sol y el consumo de alcohol pueden contribuir al desarrollo y empeoramiento de esta condición cutánea.
Tipos de rosácea
Existen cuatro subtipos de rosácea, cada uno con sus características distintivas y niveles de gravedad:
Rosácea Eritematotelangiectásica: caracterizada por un enrojecimiento difuso persistente en el centro del rostro, con presencia de pequeñas líneas rojas debajo de la piel y, en algunos casos, edema.
Rosácea Papulopustulosa: se manifiesta con la aparición de pápulas y pústulas eritematosas, principalmente en la región centrofacial, acompañadas de enrojecimiento y, en ocasiones, edema.
Rosácea Fimatosa: más común en hombres, se caracteriza por un engrosamiento de la piel en la zona afectada, con presencia de pápulas y pústulas, así como proliferación de tejido fibroso.
Rosácea Ocular: afecta los ojos y puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres, con síntomas que pueden ser independientes de los hallazgos cutáneos.
Tratamiento de la Rosácea
El tratamiento de la rosácea depende del subtipo y la severidad de la condición. Puede incluir terapias con láser, medicamentos tópicos o sistémicos, así como cambios en el estilo de vida, como una dieta equilibrada, ejercicio regular y manejo del estrés.
Rutina de cuidado facial para la rosácea
Para aquellos que padecen rosácea, una rutina de cuidado facial adecuada puede ayudar a controlar los síntomas y reducir las molestias. Aquí hay algunas recomendaciones:
Limpieza suave: utiliza un jabón suave y específico para pieles sensibles para limpiar tu rostro, evitando productos irritantes o exfoliantes agresivos.
Tratamiento tópico: aplica un tratamiento tópico específico recetado por tu dermatólogo en las zonas afectadas, como cremas antibióticas para reducir la inflamación y el enrojecimiento.
Hidratación: utiliza una crema hidratante suave y específica para la rosácea que contenga ingredientes calmantes para la piel y reduzca las rojeces.
Protección solar: aplica un protector solar de amplio espectro todos los días, incluso en días nublados, para proteger tu piel de los daños causados por el sol y evitar que los síntomas de la rosácea empeoren.
Maquillaje: si usas maquillaje, elige productos suaves y específicos para pieles sensibles, y realiza una doble limpieza al final del día para eliminar completamente los residuos de maquillaje.